viernes, 2 de agosto de 2013

Ingresando al círculo de la excelencia en la docencia universitaria

Actualmente, la  docencia  universitaria se desenvuelve en un mundo privilegiado por el conocimiento, la comunicación y los resultados. Tres aspectos   que guardan relación  con la  calidad  y la  excelencia de un  facilitador. Sin embargo, el último de  ellos, es  decir  el resultado, es el que  nos  lleva  a reflexionar sobre  la práctica educativa  que  se ha  venido adquiriendo  en el acontecer  de la  docencia.
De tal manera,  este escenario coloca en primera fila la necesidad de auténticos guías y maestros para la acción. Así  según  Santos  (2008) en su  modelo  Retcambio, “un Aguima, al igual que un Águila, es un auténtico ganador, uniendo inteligencias en el camino de lograr las alturas de la EXCELENCIA. Como una persona auténtica se ha despojado del síndrome del PAVO (presumido, altivo, vanidoso y orgulloso). Como un guía ha alcanzado el ENDOLIDERAZGO (liderazgo personal) que le posibilita actuar en su escenario público alineado congruentemente con su imagen personal. Como maestro está comprometido en vivir lo que pide, con impecabilidad”.  En este  sentido, el facilitador  se  compromete con la acción, y   lo refleja a través de la audacia para romper con las prácticas estériles y recurrentes de lo que todos hacen.
En esta  búsqueda  de la  excelencia, el facilitador  pone  en práctica el paso del Águila,  a través del   cambio de prácticas, con una mirada optimista de la vida, haciendo lo máximo de lo mejor que podamos, obteniendo resultados dramáticos (milagros) con los recursos disponibles. Traduciéndose todo ello  en prácticas  educativas  eficientes, eficaces  y por  ende  efectivas. Por ello, en este contexto donde  se demandan respuestas útiles, ante el cambio de reglas. Somos gobernados por la información, la tecnología y la comunicación, las que hacen ofertas y demandas de mejores  prácticas  para entregar su poder y posibilidades. Esto  como  obvias realidades de los  facilitadores, califican a quienes cumplen o no, lo cual posibilita  la  entrada  o el quedarse fuera de la mesa de las oportunidades.
Se trata  pues, de convertir el  carácter, inteligencia y competencias del facilitador en prácticas educativas  creadoras o cerradoras de futuros, una llave para abrir o no, aquellas oportunidades que pone a la disposición la puerta global.
Por ello,  Santos  (2008) expresa “que a través de nuestro viaje por la vida encontramos las puertas de la oportunidad, reclamando la llave de la preparación. Durante el viaje necesitaremos abrir aquellas puertas que nos posibilitaran alcanzar nuestros propósitos, metas y resultados. Algunas veces, en ese recorrido, se cerraran algunas y otras se abrirán. Saber que puertas abrir, cuales evitar, demanda mapas en los que aclaremos nuestro posición y lugar de destino”. De allí la  importancia,  del Retcambio Personal en el facilitador,  como programa diseñado para entrar al círculo de la excelencia a través de prácticas y estándares diferenciadores. Teniendo  como eje central el mapeo, rediseño y desarrollo del carácter, la inteligencia y competencias, las que son el insumo para acceder, desde nuestro escenario personal, a los estándares del ciclo de la excelencia docente en acción.
Este  proceso de  excelencia en las  prácticas  docentes recorre  a través de cuatro etapas fundamentales en el quehacer del  facilitador: ENDOLIDERAZGO, la preparación para adquirir condición competitiva y liderazgo personal frente a nuestras obvias realidades, que  van desde la  actualización  y  formación  para  enfrentar   los  cambios y transformaciones que  se presentan día  a  día  en  el  escenario  universitario. ARTICULACION, el diseño y creación de posibilidades, es  saber entonces cómo lo  voy  a  hacer, con qué  cuento, qué  necesito, es ir  más  allá  de la reflexión, es poner  en  práctica  la  creatividad ubicándonos siempre en el aquí y en el ahora. EMPRENDIMIENTO la acción y cumplimiento de compromisos en nuestro escenario público, esto permitirá  trasladar  la  práctica  docente  a  través  de las  funciones  universitarias, es  decir  no quedarse  en un único espacio de  aprendizaje, entender  que  hay  un compromiso  con la  sociedad a través de  la  investigación y  la  extensión.
Por último el PROTAGONISMO la conquista de las mayores alturas en el nivel transpersonal, un cambio que rompe con el sentido común de las prácticas tradicionales, demanda pensar a la par de la acción, abandonar la queja y conversar sobre posibilidades, responder frente a la duda, generar nuevas prácticas útiles, construir ofertas que seduzcan, producir satisfacción siempre, creando y ampliando redes de oportunidades. Una invitación a salir del síndrome del avestruz, que en su ceguera cognitiva termina entregando su poder, al encerrarse en su círculo de comodidad, sin saber que con ello entrega su futuro, a su depredador, quien no tendrá la más mínima duda de comérselo, para continuar un día más vivo.

Esta  condición  engendra el sentido de  la apertura  de  investigaciones  cónsonas  con el  entorno cambiante, y  trabajos  de  extensión  universitaria  con verdaderos  aportes  valiosos  donde  a través  de la  participación  de  todos los  actores  universitarios  se enriquece  el proceso de la práctica  educativa, creando el derecho de ser  diferente  y  creativo  en  las  temáticas investigativas, de  docencia  y extensión manteniendo impecabilidad  profesional a partir  del respeto  de los  diferentes  puntos de vistas que  pueden  generarse  en cada  escenario. 

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